Capítulo 5
Juancito aprende a montar
bicicleta
Juancito ha resultado
ser un niño muy precoz para su edad. Y yo no debería estar asombrada por nada
porque, definitivamente, él viene del planeta Marte. Y allá al parecer todo es
un poco diferente. Sin embargo, no tienen bicicletas. Les cuento:
Hace unos días de
visita en un parque había unos niños y niñas montando unos en triciclos y otros
en bicicletas. Juancito comenzó a observarlos con mucha atención y de inmediato
me preguntó:
—Abuela, ¿qué es eso?
Y ¿cómo es que pueden sostenerse sin perder el equilibrio? Yo también quiero
hacerlo.
El caso es que
después de tantas preguntas y al ver su interés nos fuimos al supermercado con
el fin de comprar una bicicleta para él. Pero, por más que buscamos todas
resultaron ser muy grandes. Ni siquiera el más pequeño de los triciclos resultó
conveniente porque Juancito además de ser pequeño tiene sus extremidades un
poco más cortas que cualquier niño humano de su edad. ¡Sus piecitos no consiguieron
llegar a los pedales!
Entonces, fue cuando
recordé que mi vecino, el de la barba negra y que siempre anda aprisa, era una
persona muy creativa. Él trabaja para una empresa tecnológica. Así que probablemente
podría ayudarnos.
Nos recibió con mucha
alegría, encantado de poder hacerlo y en menos de lo que canta el gallo creó
para Juancito una bicicleta virtual super divertida.
Juancito se puso muy
feliz y convidó a todos los niños del vecindario a disfrutar de aquella
experiencia. Ellos hicieron una fiesta. ¡Tanta fue la alegría! Y bueno nuestro
vecino recibió elogios por todas partes.
Juancito dijo que le
gustaría llevarse con él la bicicleta virtual pero que no lo hará porque los
niños aquí han quedado encantados con ella por lo que él se las dejará de
regalo.
Capítulo 6
Juancito regresa a Marte
Hoy amaneció muy soleado.
Todo indica que será el día del adiós. En la escuela hubo una gran fiesta de
despedida. Y los niños hicieron muchos dibujos para que Juancito los lleve con
él, en su viaje de regreso.
La maestra le dio un fuerte
abrazo y le dijo en un susurro:
—No dejes de aprender los
números y las letras. Te vamos a extrañar mucho. Has sido un alumno ejemplar.
Para que Juancito pudiera
regresar sin problemas, debía llover y luego debería aparecer un arcoíris. Por
eso nos fuimos afuera a mirar hacia el horizonte, a la espera de un aguacero
que estaban anunciando.
Y comenzó a llover. Tras la
lluvia el arcoíris. Le di un beso a mi muchachito querido y partió tal como
vino, en medio de un destello de luz muy fuerte.
Yo acabo de despertar. Me
quedé dormida y ahora me pregunto:
Habrá sido todo esto verdad
o mi imaginación de abuela que extraña mucho a sus nietos.
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