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"Llorar no cuesta" y "La trampa", dos novelas cubanas

Sinopsis: " Llorar no cuesta " es una novela cubana que narra con crudeza la historia de un hombre y de dos mujeres que obligados por las circunstancias se despojan de la piel para asirse a lo imposible. Sexo, sincretismo, prostitución, violencia, desesperanza en la Cuba de los primeros años de la década del 90 tras la caída del Socialismo en Europa y durante la antesala de la Crisis de los balseros de 1994, cuando miles de cubanos se lanzaron al mar para escapar de la asfixiante situación en la que estaban atrapados. La historia transcurre en Cuba, en el pueblo de Candelaria, aunque pudo desarrollarse en cualquier otro municipio cubano. Es un texto desgarrador que recrea una triste y compleja realidad histórica. La corrupción, la ilegalidad en la que vive el cubano, la doble moral, el sufrimiento y la marginalidad constituyen el hilo conductor de esta obra que al decir de la autora es “una novela agria escrita en tonos grises”. Sobre "Llorar

La calabacita que quería ser princesa

Allá en un país lejano donde hace mucho frío nació por casualidad una calabaza muy verde y de tez redonda.
Quiso el destino que nadie se percatara de su existencia hasta el día en que se le ocurrió que quería convertirse en princesa. Miró a ambos lados y solo vio a una nena pequeña asomada a la puerta que daba al patio donde ella crecía. Entonces, habló alto para llamar la atención de la niña.
—¿Alguien me ayuda? ¡Quiero ser princesa!
La niña la escuchó, pero, por más que trató de saber de dónde llegaba aquella voz chillona, no supo. Entonces, fue a buscar a su hermana menor para que le ayudara a descifrar la incógnita.
Tomadas de la mano, buscaron debajo de unos cerezos, de un manzano y de un árbol que da albaricoques. Justo ahí volvieron a escuchar a la vocinglera.
—¿Alguien me ayuda? ¡Quiero ser princesa!
—Escuchaste, dijo Elizabeth la hermana mayor.
—Sí, y viene de esa pelota redonda y verde, —dijo Allison que es así como se llama la más pequeña.
—Te vamos a ayudar; —a coro le respondieron las niñas. Y salieron todo alborozadas hacia el interior de la casona. Regresaron con muchos trajes de princesas y un sinnúmero de coronas para adornar la frente de la baya de cáscara dura.
Y esta fue tan feliz que le agradeció a cada una con un abrazo. Después como por arte de magia la calabacita vestida con un hermoso traje azul se elevó hacia el cielo y prometió regresar cuando pasara el invierno.
Las niñas le dijeron adiós con sus manitas. Y rieron felices por haber ayudado a la fruta a convertirse en soberana.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado y el tuyo aún no ha empezado.

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